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Desde el origen de la nación, la exclusión de las mayorías se configuró bajo el signo de la ignorancia. El conocimiento y la capacidad de comprender la realidad social, fue confiscado por unas clases privilegiadas que concentraron poder, instrucción y propiedad de la tierra con un fervor que todavía se extiende a la sociedad contemporánea. Los criollos granadinos se comportaron siempre con una miopía extraordinaria, concentrados en gran parte en el centro del país, ajeno a los acontecimientos del mundo y refractario a las ideas liberales de las revoluciones de Europa y Norteamérica.